Imagen generada por Inteligencia Artificial
Reflexión sobre el futuro que no se puede evitar.
Por Juan Carlos Navarro Montesinos.
El otro día escuchaba en Cuarto Milenio, un programa de televisión español sobre misterios, la reflexión de Iker Jiménez, presentador de ese y otros programas. Se le conoce por ser uno de los máximos exponentes del mundo del misterio en la hispanoesfera. Sin embargo, lo que no se conoce tanto es su faceta de empresario.
Iker Jiménez ha sacado adelante numerosos proyectos que, desde un punto de vista empresarial, son brillantes. Pero hay una cosa muy específica que, unida a todo lo demás, es muy importante para el éxito empresarial, y es adaptarse al cambio. Pero no me malinterpreten. Este artículo va mucho más allá de eso, y la reflexión de Iker, también.
Podemos resumir sus palabras en que los cambios que vienen con la inteligencia artificial son tan grandes que podemos compararlos con los trabajos que destruyó la llegada del tren. La Revolución Industrial es el único hecho histórico comparable a la llegada de la inteligencia artificial, añadiría. Y esto se ha estado comentando mucho. Existe un gran recelo en muchos sentidos a la inteligencia artificial por todo aquello con lo que puede acabar e incluso las formas de vida que puede destruir, o los negocios con los que puede acabar. Iker habló del inmovilismo. Y de lo inexorable. Porque todos estos cambios son inevitables, y cuanto antes lo asumamos, mejor.
Y eso es aquello de lo que yo, como Iker, he venido a hablarles: de lo inexorable. Cuando escuchamos estas palabras, no tendemos a pensar que la cosa vaya con nosotros. Somos más o menos conscientes de lo que viene, pero no vemos nuestras posiciones necesariamente amenazadas. Sin embargo, esta seguridad es falsa. Es una ilusión. Porque el crecimiento de la inteligencia artificial y de sus usos no sólo es constante, es exponencial. Jamás en la historia de la humanidad habíamos vivido un proceso tan rápido de desarrollo tecnológico, y no somos conscientes de la velocidad a la que pueden avanzar las cosas.
Por eso estas líneas son un aviso a navegantes. El crecimiento de la inteligencia artificial no sólo está en proceso; es inevitable. Los cambios profundos que sufrirá nuestra sociedad no son opcionales. No son una posibilidad. Son una realidad que ha venido para quedarse y estar cada vez más presente en nuestras vidas.
Es por ello que asumir e implementar el desarrollo de la inteligencia artificial en los negocios no sólo va a mejorarlos. También va a salvarlos. Renunciar a la inteligencia artificial supone asumir el riesgo de que tu negocio, de aquí a 10 o 20 años, quiebre. Así de simple. Así de duro. Si no crees mis palabras, haz una búsqueda en Google de todos los trabajos que automatiza la inteligencia artificial, de todas las tareas que nos ahorra, de todos los procesos que está simplificando. Solo párate a analizar hasta qué punto esta herramienta puede aumentar la productividad de una empresa y la creatividad de una persona.
Volvamos a Iker. Él se dedica a crear su propio arte y música con inteligencia artificial. Sigue habiendo participación humana de otras personas en este proceso que le ayudan con sus creaciones, pero él está vendiendo su música actualmente a interesados en sus creaciones. ¿Hará lo mismo con su arte? Qué más da, hay otros muchos que puedo decir que ya lo están haciendo.
Pongamos otro ejemplo menos creativo. Aquí en Sidera estamos desarrollando el proyecto ICO. Si me estás leyendo desde España, no. No damos préstamos a empresas. Se trata de un proyecto en el que estamos implementando la inteligencia artificial. ICO significa Import Cost Optimization. Básicamente es un programa que, en parte con participación humana, y en parte con la inteligencia artificial, traza la mejor “ruta” que pueden seguir los productos de una empresa para optimizar el pago de impuestos y evitar pagar tasas innecesarias a la hora de exportar o importar productos.
Si alguien en sus cabales cree que en un futuro va a haber un grupo de personas calculando “rutas” que una inteligencia artificial puede resolver en cuestión de segundos, eso es no ser consciente de hasta qué punto su negocio puede literalmente desaparecer. No es necesario entrar en pánico, pero tampoco ser ajeno ni atrasarse en esta carrera por la implementación de la inteligencia artificial.
Y ya que, como dice el refranero castellano, uno siempre barre para casa, esta es una oportunidad de oro para que España, con la productividad como su talón de Aquiles, salga del estancamiento en el que ha estado durante décadas en este sentido. España es un país con cantidad de fortalezas y está más avanzado en muchos aspectos que otros países de la Unión Europea. Sin embargo, la productividad, esa asignatura pendiente que tenemos en España, no sólo puede salvar nuestra economía, sino catapultarla a lo más alto si la combinamos con otras de nuestras muchas fortalezas.
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